Alexandra Membrive
Empecé a leer Agua Fresca en los Espejos y con su narrativa musical me fuí adentrando en la historia. Llegó un momento en que entendía tanto a esa niña, Vinka, que mi niña interior salió a encontrarse con ella. Como si fuera un sueño, un espejo, dos vidas; las dos se encontraron, sonrieron con una paz indescriptible, y sin mediar palabra se cogieron de las manos, con fuerza y firmeza. No hacía falta decir nada porque la comprensión era absoluta.
El libro personifica miles de historias entrelazadas y mismas vivencias, que siguen en silencio, en soledad, en la vergüenza. Pero este libro no trata solamente de lo negro porque de estos viajes oscuros se puede emerger, se puede salir de las profundidades. ¡Sí!
Ésta es una historia de esperanza, de una luchadora de la vida, llena de ganas de cambiar la sociedad porque esto sana las raíces, y va más allá de lo propio: se trata de poner la experiencia al servicio del mundo para sanarlo, ahí donde las fronteras desaparecen y se transforma en ayuda.
De las cicatrices aprendemos a acariciarlas, a comprenderlas, a amarlas para renacer de las cenizas. Mi querida hermana del alma; somos tribu, caminamos para proteger y ayudar a l@s niñ@s del pasado, del presente y del futuro.
Me despido con una canción de una compatriota tuya: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”.
Presidenta Asociación El Mundo de los ASI, España, risoterapeuta y superviviente