El cuidado entre los 0 y 7 años – algunas guías

Los años de la primera infancia son maravillosos: todo es nuevo, todo está siendo descubierto y comienzan aprendizajes que acompañarán por años.

Nos presentan además una gran oportunidad de establecer un suelo para que niños y niñas vayan integrando nociones como la salud, el bienestar y el autocuidado. Todo de la mano de los adultos que los quieren y protegen; mujeres y hombres que cuidan, y que en ese cuidado, dan la mayor lección sobre herramientas, actitudes y valores en relación al cuidado de sí, en un sentido integral: cuerpo-mente-espíritu.

Paso a paso, los pequeños realizan dos distinciones fundamentales -y como especie, determinantes de la supervivencia desde el inicio de los tiempos:

La primera, entre quienes cuidan, y quiénes no, una distinción en la que se juega el bienestar, y en el fondo, la vida. Esa distinción va integrando, progresivamente, otra igualmente indispensable para la vida presente y futura: entre personas -de cualquier edad, pares niños, y el mundo adulto- que son bientratantes, y las que no.

La segunda distinción es entre conductas que son favorables al cuidado, autocuidado, y aquellas que no lo son. Por ejemplo: tomar agua, alimentarse bien, son favorables, y contribuyen a la buena salud. No comer, no descansar, aceptar malos tratos, ésas no son favorables.

Papás y mamás, familia extendida, educadores, son clave en ir compartiendo estos repertorios, reiterándolos, usando cuánta oportunidad sea posible para ensayar instancias de cuidado, también: con otros niños, con plantitas, con animales, con otras personas, con el propio hogar (son gestos de cuidado también, recoger juguetes para no tropezar luego, no romper cosas, etc.)

Es una danza fascinante la que se va desplegando, durante años, entre el cuidado que prodigamos y enseñamos, y el autocuidado, tal como lo reflejamos en relación a nosotr@s mism@s y según vamos estimulando a los niños y niñas a incorporarlo, en pequeños pasos y hábitos: desde algo tan sencillo como aprender a lavarse los dientes, no echarse piedras o piezas plásticas a la boca, abrigarse, reconocer luces del semáforo, tener prudencia con uso de tecnologías, expresar y definir límites, apreciar buenos amigos y amigas, alimentar el cuerpo-mente, etc, y durante 17 años, una serie de conductas en las que acompañamos y guiamos a la nueva generación.

Pero sobre todo, esta danza, y este recorrido, serán el eje más gravitante, eso creo, en el desarrollo y solidez del consentimiento adulto, la responsabilidad y autonomía, y también la capacidad de cuidar a otros, grandes o pequeños, con amor y respeto, algún día.

Estamos siempre en el “doble tiempo”, cuidando y alentando a nuestros niños en el presente, pero mirando hacia los futuros hombres y mujeres que serán cuando crezcan. Escribimos una historia inmensa, creo, fascinante cada día: nos preguntamos, aprendemos, actualizamos, elegimos cómo, nos examinamos como padres y madres, queremos hacerlo bien, y a veces no es nada fácil en la conciliación con todas las demás esferas donde nos construimos (y la energía no es infinita, o sí, pero necesita pausas para reciclarse, nutrirse).

Estos dos documentos resumen algunos tips y criterios para promover y observar el desarrollo de conductas de cuidado-autocuidado entre los 0-7 años. En una segunda parte, presentaremos otras vinculadas a temas de cuidado online y en comunidad. Nos vemos.

Cuidado ético y autocuidado: Breve listado de algunas metas y temas indispensables a tratar con niños y niñas (hasta 6,7 años)
Edad: nacimiento hasta 6, 7 años Temas Tratados antes de finalizar etapa
Durante esta etapa los niños necesitan sentar las bases para la apropiación y reconocimiento de su propio cuerpo; explorarán el mundo y reconocerán preferencias (base para ejercicio de derechos, consentimiento y albedrío más adelante) sobre todo a partir de los sentidos y el juego; advertirán las diferencias entre niños y niñas, hombres y mujeres; conocerán rol protector de su familia (y algunas relaciones de parentesco más allá de padres y hermanos) y establecerán bases vínculo de confianza con sus padres; asimismo necesitan desarrollar habilidades básicas de autocuidado que hacia los 6 años les permitan reconocer riesgos (desde los alimentos, cómo y por dónde desplazarse/moverse, con quién ir de la mano y cruzar la calle, etc.), diferenciar entre conocidos y extraños, y saber a quién recurrir por ayuda, todo en un nivel básico correspondiente a su edad. Cómo crecen y cambian los bebés. Cómo me cuida mi familia. Cuánto he cambiado desde que nací. Qué funciones y regalos vienen con el cuerpo humano. Primeras asociaciones sobre el cuidado que me prodigan (y quiénes) y sobre el autocuidado (me alimento, camino mirando por dónde voy, me afirmo para subir o bajar escalera, tomo la mano de mamá o papá, etc).
Qué me gusta y no me gusta, orden de preferencias (+ a –) y los “favoritos”. Qué me agrada y me hace sentir cómodo e incómodo en relación a los demás, adultos, niños, mis amigos/as. Formas de tratar (y palabras) suaves y bruscas, cómodas e incómodas, positivas y negativas, diferencias genéricas entre buenos y malos tratos. Los saludos: buenos días, tardes y noches son señas de cordialidad y consideración pero no obligan a besos y abrazos. Puedo elegir cómo saludar y/o expresar afecto a mis mayores, y puedo saludar de formas distintas en distintos días, ocasiones, y según como me siento (si estoy resfriado, me duele la guatita, estoy cansado, etc).
Partes del cuerpo privadas y no privadas, qué partes son distintas niños/niñas, hombres/mujeres, nombrar correctamente todas las partes del cuerpo, incluyendo las “partes privadas o íntimas” masculinas y femeninas. Nociones de higiene y salud en el autocuidado. De dónde vienen los bebés (en la “guata/panza” de la mamá, dos niveles explicación: crecen desde un puntito pequeño, o bien, la suma de puntos/semillas/células del papá/la mamá que forman a un pequeñísimo ser humano, como mi hermanito o yo).
Cómo saludar y/o conversar con personas conocidas y extrañas.Derecho a explorar y establecer mis propias formas de saludar. Quiénes son las personas que deben/pueden o no acompañarme en el baño, ayudar a limpiarme o vestirme, darme remedios, etc. Cómo puedo decir NO cuando no quiero que alguien me abrace o empuje u obligue a hacer algo que me incomoda (aunque no sepa bien por qué). A quién le puedo contar si algo me molesta o me preocupa. Quiénes me cuidan y me dan confianza porque me suelen escuchar y creer; porque ponen atención en mi malestar. Qué secretos no se deben guardar (diferencia entre sorpresas, información “personal”); los adultos no deben pedirme guardar secretos o “no le cuentes a tu mamá o papá”.

 

Desarrollo de la sexualidad, algunos estándares a observar durante la escolaridad temprana.

LOS SENTIDOS, LA CURIOSIDAD Y LOS JUEGOS

El desarrollo de la sexualidad comienza con el nacimiento y acompaña a los seres humanos durante todo el ciclo vital (hasta años de la ancianidad). Los niños, desde pequeños van mostrando curiosidad, sensaciones y conductas que se vinculan al conocimiento de sus cuerpos, y al placer –lo que se siente “agradable” simplemente- asociado a su exploración.

La curiosidad de los niños en relación al cuerpo humano no se limita a sí mismos, y puede extenderse hacia otros seres humanos, niños o adultos, cercanos a ellos. Mientras crecen, la curiosidad aumenta y la asociación vista-tacto es un canal preferido para explorar. Junto a la curiosidad infantil, es esperable que se despliegue el juego, y la actividad lúdica de los niños en torno a lo corporal, o los juegos con características sexuales, deberían darse más comúnmente de la siguiente forma:

1- Entre niños de una misma edad, o edad muy cercana, de estatura semejante y nivel de desarrollo social y emocional similares.
2- En el contexto de un vínculo familiar, o de amistad, y de juegos amables y divertidos (no en un contexto de acoso, molestia o agresión).
3- Su tono es ligero, inocente, espontáneo. Es común escucharlos reír y observar una expresión traviesa y de genuina sorpresa (sin carga de culpa ni temor) si los descubrimos en la actividad.

Además del criterio sobre la intención lúdica, es central observar el criterio de diferencia de edad entre los niños. Lo adecuado es no más de 1 o 2 años de diferencia. Una diferencia mayor -3, 4, 5 años- reduce paridad y puede presentar a los más pequeños con conocimientos o conductas que, por su menor madurez, no están preparados para comprender o asimilar completamente, debido a la etapa en que se encuentran. Esto puede resultar en confusiones, alteración de su interacción con otros niños (jardín, colegio), o una suerte de “adelanto” o aceleración en su desarrollo. Cuidemos sus ritmos.

Tanto como el estándar de cuidado en juegos con los pares, es importante observar un estándar para las interacciones adultas. Abrazos, caricias, besos, de los padres y madres a sus hijos son un regalo. Ahora, es importante plantearse algunas preguntas y una reflexión serena, por ejemplo, en relación a los besos en la boca (forma comúnmente asociada a la expresión de afectos de pareja), pues han generado importantes confusiones y situaciones conflictivas en jardines y escuelas. Cada familia tiene sus formas preferidas de saludar y expresar afecto, pero es preciso considerar que si los besos en la boca son parte de su dinámica, los niños llevan todo a otros entornos, con otros adultos, o bien con niños de familias que tienen una preferencia distinta (que excluye besos en la boca). Observemos si nuestros niños son capaces de asimilar distinciones entre espacios y personas, y preguntémonos, también, el sentido y posibles repercusiones de nuestras elecciones como familia, para nuestros niños

Niños de hasta 4, 5 años
Lo más común y/o frecuente de observar:
Lo menos común, no-común, y/o menos frecuente de observar:
– Tocar (primero muy casualmente y luego como un gesto que se va adquiriendo) sus genitales y poder experimentar placer con ello (mientras mudamos, bañamos, ponemos crema, por ejemplo).
– Mirar, mostrar (señalar sus propias partes), y manifestarse curiosos sobre partes del cuerpo humano vinculadas a la sexualidad (genitales femeninos/masculinos. Si ven al papá o la mamá desnudos, esto no suele pasar desapercibido y lo harán notar, o harán preguntas).
– Comenzar a preguntar o ir expresando conocimientos (aprendidos en familia, el jardín, libros especializados) y/o actitudes nuevas en relación a:
– Diferencias entre los cuerpos de niños y niñas, y entre los cuerpos de hombres y mujeres (recordemos que en el reino animal, los cuerpos humanos son posiblemente los más diferentes entre pequeños y adultos).
– El propio cuerpo y sus partes íntimas, y la repetición de sus nombres. Si se olvidan y evitan los nombres correctos, o estos se desconocen o reemplazan por otros, es preciso insistir en la nomenclatura.
– Mayor atención mayor sobre su desnudez, y goce en andar sin ropa.- Idas al baño (higiene y control de esfínteres), y las diferencias que los niños y niñas observan en las posiciones para orinar, así como las distinciones anatómicas.
– Embarazo y nacimiento (tanto en el mundo humano como de los animalitos) y el crecimiento de los bebés o cachorros- Algún interés –generalmente reforzado por el ambiente y los adultos- sobre “pololeos”, “casarse”, “enamorarse”.
– Tener conocimiento de actos y conductas sexuales específicas (orales, genitales, anales) o lenguaje sexual muy gráfico y/o explícito.
– Interactuar sexualmente, o establecer contacto de características sexualizadas con otros niños (y/o adultos) no accidental o aisladamente, sino como forma repetitiva o preferida de interacción.
– Rigidez o recurrencia (resistente a variaciones o cambios) en dibujos de carácter sexual, interacciones entre juguetes, o juegos sexualizados (con amiguitos, hermanos, primos o inclusive en el intento de sumar a adultos de la familia y otros cuidadores).
– La autoexploración como forma de gratificación y obtención de sensaciones placenteras se vuelve reiterativa e indiscriminada (aparece en la casa, el colegio, y otros lugares), y el niño es poco susceptible de ser distraído hacia otros juegos o formas de sentir agrado y placer.

 

Niños de hasta 6,7 años
Lo más común y/o frecuente de observar:
Lo menos común, no-común, y/o menos frecuente de observar:
– Continúa la curiosidad frente a los cuerpos, y surgirán preguntas vinculadas al desarrollo físico (“cuándo yo sea más grande”), a las relaciones afectivas (el “pololeo”, “casarse”), las conductas sexuales, el embarazo, e inclusive, la menstruación.
– Identifican correctamente y deberían conocer los nombres de sus partes privadas.
– Los niños y niñas estarán progresivamente más conscientes de las diferencias entre ellos y tenderán a una mayor identificación con el padre del mismo género, y asimismo a elegir amiguitos del mismo género, por un tema de afinidad en los juegos.
Puede ser común oír a los niños quejarse de que “las niñitas no quieren hacer esto o lo otro” o a las niñas: “los niñitos no quieren jugar con nosotras, o no nos gusta jugar con ellos a esto o lo otro”.
Paradojalmente, es posible que aparezcan las primeras declaraciones de que les gusta un compañero/a, que están “pololeando”, “enamorados” o se van “a casar”.
Es importante no censurar sino explorar qué entienden los niños por estos términos de uso común y aprovechar la ocasión para aclarar lo que sea necesario.– Continuará la experimentación corporal con niños de la edad, y
generalmente del mismo género (niñas con niñas, niños con niños); surgen juegos de roles (“la mamá y el papá”, y otros).
– La autoexploración/autoestimulación genital se espera que continúe, y si los niños pueden a veces distraerse y llevarla a cabo en público, entienden que eso es propio, personal, para hacer en “privado”.
– Interacciones de tono sexual, propias de los adultos (o jóvenes), que pueden darse en dinámicas de juego, o bien desplegarse de modo violento o por la fuerza sobre otros niños.
– Tener conocimiento específico sobre acciones propias de las relaciones sexuales adultas. Esto se expresa en dichos, conductas y/o dibujos.
– Conductas sexualizadas en público, y la reiteración de estas conductas sin que el niño/a niños responda a sugerencias o instrucciones de llevarlas a cabo en privado, y siendo difícil para el niño variar de repertorio o distraerse en otra actividad, si se lo proponemos.

 


Fotografía del título: Washington Ducks