Un dato: NO “menor”
No celebramos “el día del menor”, como bien dice Beatriz Sanchez (destacada periodista chilena) al comienzo de este video que apela a estudiantes y profesionales del periodismo, y que también podemos acoger nosotros, en cada una de nuestras comunidades: por favor dejemos de usar “el menor” o “los menores” y en cambio nombremos al “niño”, “niña” y/o “adolescente”, en la justicia, la salud, la educación, en todo entorno.
Hemos escuchado muchas veces “lo que no se nombra no existe” y es efectivo: de alguna manera desdibujamos presencias, generaciones completas, al simplemente hablar de “menores”, y no de PERSONAS. Seres humanos niños y niñas.
Estamos claros que hasta los 18 años, ante la ley, niñxs y adolescentes efectivamente son “menores de edad”. Pero son personas, antes que todo, con dignidad, derechos, integrantes de una comunidad, países, un planeta entero. Es más largo utilizar “niños, niñas y adolescentes” (NNA), y tener que especificar más de una vez tramos de edad en esa “minoría de años”: “niños y niñas menores de 10 años, niñxs menores de 5”, etc., pero es un esfuerzo valioso.
Imaginemos versos inolvidables, o declaraciones de amor (a nuestros hijos), reemplazando niño o niña por “el o la menor, mi querido menor”: suena muy extraño, impersonal; posiblemente jamás se nos ocurriría usar esa palabra. En el cuidado, las palabras son actos mediante los cuales también expresamos nuestros compromisos e intenciones, y ayudamos a nutrir vínculos, historias de vida, la forma de convivencia que deseamos. “Niños, niñas y adolescentes” expresa respeto, desafía lo invisible. No se trata de un capricho, sino de una herramienta, una voz precisa, ahora sí.