La prevención de abusos es un imperativo para todos los que somos madres y padres, convivimos y/o trabajamos con niños y niñas. Por supuesto nos hacemos decenas de preguntas antes de emprender este camino: ¿no será demasiado, realmente es necesario, cuánta afectará su inocencia o confianza en el mundo, no estaremos pecando de sobreprotectores, histéricos, etc? Categóricamente SI a la necesidad de la educación y prevención, y rotundamente NO a los cuestionamientos sobre nuestra “exageración”.
Esto se trata de responsabilidad, de cariño, de honestidad en la presentación de un mundo -el que van habitando y haciendo suyo nuestros hijos- donde siguen siendo más las personas que cuidan, pero donde también existen motivos para estar muy atentos en la protección.
Los niños, llegada cierta edad y conforme crece su capacidad de comprensión, saben que exiten “desviaciones” del bienestar y el cuidado: escuchan hablar de robos y ladrones, de la violencia y las guerras, o el maltrato a los animales, o los daños al medioambiente. No por estas nociones van a quedar para siempre traumatizados, atemorizados, o van a perder vitalidad y alegría. Pero claro que dudamos, en lo personal y aún trabajando en esta esfera, se me ha hecho difícil con mis propias hijas (y querría un mundo donde jamás hubiese sido preciso hablar de abuso sexual o combinar esas dos palabras en relación a los más indefensos). Hasta que constato que su entusiasmo y maravilla ante la vida, y el disfrute de los vínculos, no cambian porque hayamos conversado de “riesgos” o de medidas de autocuidado.
Por el contrario, entregar ciertas herramientas se siente empoderante. Y obviamente no vamos a hablar de “delitos sexuales” o “redes de pedofilia” a niños pequeños (aunque crecerán y nos preguntarán muy seguramente por éstas y otras nociones difíciles), pero sí de formas de tocar apropiadas y completamente inapropiadas, del derecho a decir NO y protegerse, y junto con ello estaremos nosotros muy alertas en el cuidado y el rol que nos pertenece, en la supervisión, la guía, sin dubitar ni creer por un momento que por esto afectamos el espíritu democrático y respetuoso de nuestra crianza, sino que estamos ejerciendo responsabilidad y dando ejemplo de ella.
Si por ejemplo, definimos controles parentales o reglas -por ejemplo, en relación a ciertos juegos de video y la edad que indican, ni un día menos; o a cuentas en redes sociales, uso de internet, uso de celular generalmente pagado por nosotros, etc-, no nos convertimos en “policías” ni tiranos ni padres “anticuados”, se trata de reglas claras, y de una actitud de cuidado que los niños aprecian cuando es translúcida, y no un subterfugio para el control sin más. Además, las reglas se reciben bien cuando se acompañan de diálogos y escucha, de entrega de información imprescindible (aunque no nos guste, aunque nuestra opinión sea negativa en relación a ciertos temas, no negamos datos vitales, que aportan al autocuidado de nuestros hijos), y sobre todo de amor y respeto.
En esta tabla volvemos sobre elmentos como la información precisa, educación en sexualidad/afectividad y relaciones humanas, conversaciones acordes a las edades, contextos, y capacidades de comprensión de los niños; el respeto a la “voz del cuerpo” e intuición, enseñanza de derechos, ejercicio y expresión de preferencias, y límites-límites-límites (una herramienta imprescindible). Son algunos pilares fundamentales, que siempre están en actualización, para la promoción del cuidado y la prevención de abusos. Más vasto aún: alcanzan el desarrollo de la identidad, del autoconocimiento, de la autoconfianza y autoestima de nuestros hijxs, y progresivamente, en la mirada de mediano y largo plazo, están proveyendo la base de sustento para el consentimiento adulto. Muchas gracias por concurrir. VJ
Estaremos compartiendo diversos recursos que, aunque vuelvan sobre contenidos y recomendaciones más de una vez, creemos siempre útiles y necesarios en el empeño de promover los buenos tratos y el respeto a los niños y niñas, y de prevenir toda violencia contra ellos, y muy específicamente, el abuso sexual. Nunca estarán de más todas las herramientas de las cuales podamos valernos y que podamos poner en manos de nuestros hijos, recordando también, que es central compartirlas con nuestros entornos más cercanos. Este esfuerzo es colectivo, y necesita consistencia y continuidad: donde quiera que vayan los niños, cualquiera sea el espacio donde se encuentren, en todos los vínculos significativos, ojalá puedan reconocer claves comunes y conductas semejantes entre adult@s que cuidan.
Las siguientes tablas tienen un foco en aspectos relativos a las comunicaciones e interacciones entre adultos-niños. Me gustaría señalar que aunque el centro está en lo explícito (lo que verbalizan los niños), nuestra escucha también necesita acoger y resonar con lo que no dicen, no con palabras, pero sí con gestos, estados de ánimo, síntomas del cuerpo, o la sola “intuición”, el “no sé por qué pero no quiero ir a ese lugar”. Como señalan las tablas no hacen falta explicaciones -que por lo demás, a veces los niños pequeños no tienen como expresar u organizar-, y respondemos de todos modos. En descargas sucesivas iremos revisando en detalle estos y otros contenidos de utilidad, esperamos. Gracias por vuestra atención y lo que nos motiva en el cuidado. VJ
Entre 17 mil a 20 mil denuncias anuales: se estima que un 70% de los delitos sexuales en Chile los sufren niñas, niños y adolescentes (el Ministerio público estimó en 2013 un abuso sexual cada 33 minutos). Por cada niña o niño que denuncie, otros 6 no lo harán (Carabineros de Chile, 2012).
Las víctimas de abuso sexual infantil cuyas denuncias llegan a la justicia, transitarán un difícil camino con un sinnúmero de solicitudes –entrevistas, pericias, interrogatorios, audiencias, etc- que lejos de apoyar su reparación, producirán más daño al forzar la evocación reiterada de sufrimientos emocionales y físicos asociados a la experiencia de abuso. Daño sobre daño: victimización secundaria.
En Chile, familias de niños y niñas víctimas, junto a organizaciones y trabajadores de infancia, llevan años defendiendo la necesidad de garantizar la debida protección a los derechos de los niños durante el proceso judicial. El año 2014, el gobierno anterior presentó un proyecto de ley de entrevistas videograbadas. El gobierno actual modificó dicho proyecto durante 2014, llegamos a 2015 y en el mes de mayo compromete una nueva formulación (responsabilidad del Ministerio de Justicia) y posterior trámite. Es demasiada espera.
Ya suman 2 años esperando por esta ley, mientras niñas y niños siguen siendo vulnerados. No podemos dejar pasar más tiempo: es prioritario retomar la discusión en el Congreso, realizar las indicaciones que sean pertinentes y promulgar la ley (por cierto, asegurando los financiamientos necesarios).
En 2016 tenemos la oportunidad de completar el proceso y cumplir como país con esta #tareapendiente. ¿Cómo podemos ayudar?:
Usando el hashtag #tareapendiente en las redes sociales, y ojalá dar cc de nuestros tuits y RT al @GobiernodeChile, @infocamara y @MinjuChile, y mejor aún, contactando a nuestros representantes en el parlamento vía mail, FB, twitter, etc.
Informándonos y compartiendo información, por ejemplo, con virales de años anteriores:
Un sencillo, hermoso y muy útil material para conversar con niños y niñas sobre identidad (derecho a ser), diversidad (todas las personas somos diferentes) y estereotipos (presiones). Son los valores que entraña esta historia, aunque muy posiblemente no utilizaremos estos conceptos con los más pequeños para quienes pueden ser difíciles de recordar o comprender (para niñxs más grandes será más sencillo, y definitivamente, es un material que igualmente vale ser compartido y dialogado con adolescentes).
El relato es sobre un grupo de niñas que estudia ballet. Entre ellas, encontramos a una niña que no se conforma con lo esperado: ser delicada, disfrutar con el tutú, querer ser princesa en la obra que preparan. Ella es diferente, o “rara” decían sus amiguitas, pero en realidad sólo diferente. Ella es la única que se ofrece como voluntaria para hacer de príncipe. Un rol imprescindible para la puesta en escena, así es que todas sus compañeras estaban felices, por haberlas librado del sorteo para designar ese rol.
Gracias a esta posibilidad, ocurre un cambio asombroso y bello que no pasa desapercibido. Y no es el cambio de vestimenta, ahora de niño, o el corte de pelo, muy cortito. Es su expresión: por primera vez de felicidad. Lo “raro” no estaba en ella. Lo “raro” era que nunca la hubiesen visto así de contenta.
Algunas proposiciones valiosas para conversar con los más pequeños:
– Todos y todas las niñas y niños son diferentes, en su apariencia, sus formas de hablar, de jugar, las cosas que les gustan más o menos, sus colores o ropas preferidas, sus personajes de cuentos favoritos, etc. Y todos los niños y niñas tienen iguales derechos a vivir bien y ser cuidados, y todos merecen igual respeto.
– El respeto, para los más chiquitos, es tratar bien al otro, sin condiciones o sin “peros”. No es según nos caiga bien o mal, o según sea más o menos cercano, o de dónde venga, o a qué prefiera jugar, etc. El respeto es igual para todxs, y la actitud es de consideración, pero sí, eso debe ser compartido de ida y vuelta con nuestros compañerxs y amiguitos/as: es decir, lo damos y también tenemos que recibirlo. Ese respeto se muestra en la forma de tratar, jugar, usar las palabras, los gestos, etc. Asimismo, el respeto tiene que existir en las relaciones de los adultos con los niños.
– No existen actividades sólo de niñas o sólo de niños, o juguetes, ropas y/o colores sólo para unas u otros. Cada niño y niña puede sentirse mejor y más feliz con distintas preferencias, o “favoritos”, y está bien, no quiere decir nada excepto que hay mucha variedad en lo que puede ser “favorito” para las personas.
– En el mundo existe mucha diversidad, en todo, por doquier: de plantas, de animales, de paisajes, de seres humanos y sus idiomas, formas de vestir, comer, jugar, trabajar, festejar, y también de vivir en familia (muchos parientes en una sola casa o poquitos; con una mamá y papá, con dos mamás, o dos papás, a veces será una mamá sola, o un papá solo, o con hermanos muy grandes que cuidan como si fueran los papas y mamás, etc). También hay mucha diversidad en la niñez: en niñas y niños de distintos continentes, países, ciudades, a veces, en un mismo barrio o colegio, la diversidad es inmensa! No hay “mejor” o “peor” o “raro” en la diversidad, siempre y cuando las personas se traten bien y sin violencia. Lo “peor”, lo “raro”, es lo que hace sufrir, lo que hace daño.
– Atención sobre un detalle: en una escena se menciona un grito de la profesora, y es recomendable detenerse en eso, aunque sea un punto mínimo en relación a cuán valiosa es la historia. Es una oportunidad para reforzar el tema del buen trato, y los gritos no lo son.
Sugerencias y proposiciones para acompañar la lectura de niñas y niños pequeñ@s
El deseo de “Tod@s Junt@s” es invitar a niñas y niños a apreciar sus talentos y capacidades diferentes, motivarse por desarrollarlos, y a conocer sus derechos, muy especialmente, el derecho a ser cuidad@s y el derecho a educarse.
El CUIDADO y la EDUCACION son dos pilares que ayudarán a l@s niñ@s a construir, en el horizonte de los años, un proyecto de vida preferida desde el consentimiento, sus elecciones, sus convivencias con eras y lugares.
Para llegar a decidir por las propias vidas (o ser “autovalentes” como otros cachorros), los niños y niñas necesitan recorrer un camino, acompañad@s por los adultos, que les permita ir ejerciendo, de acuerdo a cada edad, progresiva autonomía. Esto es, de forma incremental, gradual, creciendo en responsabilidad y capacidad de autocuidado.
La autonomía es autocuidado y responsabilidad personal y social, participación, colaboración, en un planeta cada día más conectado, y donde es más evidente que nunca la interdependencia –entre países, personas, familias, comunidades, la humanidad y la naturaleza, en el compartir conocimientos y herramientas.
Éste libro es también un libro “sin edad” y pensado para el mundo adulto. Un espacio para quienes más gravitantes somos en las vidas de los niños: mamás y papás, docentes, y tod@s quienes formamos el círculo más cotidiano y presente del cuidado durante años de la crianza y formación. Años durante los cuales, niños y niñas crecen, van a la escuela, y se conocen y descubren a la luz de ideas, experiencias y vínculos que nutren sus vidas.
Chile, y una mayoría de países en el mundo, consideran que hasta los 18 años, a lo menos, niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir nuestra protección y apoyo incondicionales. “En cuclillas”, con los más pequeños. Caminar juntos luego, año tras año. Hasta verlos desplegarse en cielos propios y compartidos también.
La premisa principal es que tod@ niñ@, sin excepción, nace con un potencial. Talentos, intereses, gustos, capacidades, motivaciones: todo es parte de ese “potencial” que toma tiempo en desarrollarse, etapa tras etapa. Sólo pensar que el cerebro recién a los 25 años completa su maduración. Dar tiempo, honrar el tiempo de la niñez.
“Algo que puede ser”, posibilidades, empoderar: ésa es la “música” o entonación de nuestra lectura, afinada desde la confianza y fascinación ante lo que niños y niñas pueden imaginar, crear, hacer, aprender. Queremos que ellxs puedan, desde muy pequeños, comenzar a visualizar ese potencial.
Niños y niñas, todos por igual: los talentos, los sueños, no tienen género, las contribuciones a una vida o miles. Los seres humanos encarnamos una diversidad que nos enriquece y ennoblece, que nos maravilla, sorprende, y abre caminos (a veces insospechados, incluso desde aquello que se presentaba originalmente como adverso o imposible).
Para los niños y niñas, qué mensaje más portentoso, desde el inicio de sus vidas, el de la diversidad de nuestros talentos y capacidades humanas. Por ejemplo, en una palabra que es conocida para muchxs de ellxs, no existe una sino 9 tipos de inteligencia, ¡nueve! Tod@s l@s pequeñ@s tienen algo por descubrir. Para lograrlo, además de tiempo, necesitan de oportunidades y todo nuestro cuidado y apoyo.
La columna vertebral del texto la provee el cuidado ético como un imperativo adulto, y como un pilar determinante para el bienestar de tod@ niñ@ y su desarrollo pleno: cuerpo, mente, emociones, creaciones, resiliencias, responsabilidad, consentimiento, ciudadanía.
Sabemos que nuestra presencia amorosa puede hacer toda la diferencia en el destino de lxs niñxs. Ell@s necesitan saberlo también, y deben esperar nuestra entrega con la mejor disposición (recordando nosotros que si llegamos a adultos, fue también porque nos cuidaron).
Una expresión mayor del cuidado es la educación: son indivisibles. Cuidar y empoderar, proteger y habilitar, guiar y enseñar: con aprecio por la dignidad de cada human@-niñ@, y celebrando que sean partícipes y protagonistas en sus aprendizajes.
Nuestra responsabilidad en el cuidado se expresa también en el respeto y la promoción de los derechos de niños y niñas. Estos derechos son una forma de cuidar sus vidas presentes y también futuras. Siempre en “doble tiempo”. Recordando a l@s adolescentes, y a los hombres y mujeres que llegarán a ser. Lo que hagamos hoy –o dejemos de hacer-, ya está escribiendo la historia de cada niño y niña a cinco, diez, cincuenta años quizás.
Valores centrales del texto:
Inclusión plena y la celebración la diversidad; la igualdad de género, la no-discriminación, y la mutualidad en el respeto y valoración de los aportes de niños y niñas; educación donde l@s niñ@s son protagonistas de sus aprendizajes; la promoción de los buenos tratos y la colaboración; la interculturalidad y la “ciudadanía” del mundo; la integración del cuidado –a sí mismo, los demás, la naturaleza y el entorno- y de la justicia (respeto a derechos) que deben ir de la mano; la solidaridad y cariño como generación, entre niñ@s.
El libro puede ser presentado a los más pequeños como de “cuentos”, pero “reales” eso sí. Trece historias, y pudieron ser más. Quiero compartir que no pudieron ir en esta edición, historias entrañables: por ejemplo, de una niña rusa que creó una nave espacial de bajo costo, un niño que creó legos especiales para niños ciegos, y una niña autista que es una pintora maravillosa. Es mi intención compartirlas en algún momento.
A modo de relato esencial, para los niños pequeños: en las 13 historias de Tod@sJunt@s, conoceremos a niñ@s -“como tú, como ustedes”- que viven en distintos países (con sus tradiciones, idiomas, atuendos, religiones, alimentos, formas de jugar) y provienen de familias diversas.
Cada un@ tiene sus características físicas propias, sus formas diferentes de ser, sentir, aprender y hacer. Pero tod@s comparten algo en común: una idea o un sueño que querían realizar, y al menos una persona grande que les brindó todo su apoyo para que lo lograran. La maravilla y el portento en todo esto, es que mientras más adultos se comprometan con l@s niñ@s, más sueños se realizarán.
El libro, para ser compartido con la mayor cantidad de niñ@s de todas las edades, se desarrolla en un lenguaje que aunque sencillo y cercano, requiere adaptaciones y pausas que tomen en cuenta marcadores evolutivos, vocabularios en desarrollo y los tiempos más compactos de concentración de niñ@s pequeñ@s.
Para docentes y/o familias que acompañen y lean en voz alta a los más chiquitos, queremos proponer a lo menos 3 ejes desde donde abordar las distintas historias que componen “Tod@s Junt@s”: Eje del cuidado, Eje de los Talentos y Eje de los Derechos.
I. El cuidado:
Se puede enfatizar, para cada historia, el cuidado de los adultos a niños y niñas (familias, maestros, gobiernos, etc.); el cuidado mutuo entre seres humanos de distintas edades, y también, entre niños y niñas; y el cuidado del medioambiente y sus recursos, de otros seres vivos, y de nuestras comunidades humanas (el barrio, la plaza, el jardín o la escuela, la ciudad, el país, el mundo).
Les contamos a los niños que el cuidado va de la mano de la vida: su fin es sostenerla, ayudarla, darle fuerzas, en los seres humanos, y en todo ser vivo.
Alimentos, cobijo, educación, son formas de cuidar. También lo son: los buenos tratos, el respeto, el escuchar, y las palabras que elegimos cuando nos relacionamos con los demás. Y por cierto, los derechos y la responsabilidad que también irá creciendo en ell@s –niños y niñas- conforme vayan cumpliendo años, paso a paso.
Siempre que podamos, es importante volver sobre mensajes y el estímulo al autocuidado: el actuar en favor de la propia salud y bienestar, cuerpo-mente. Asimismo, en el hogar y en el aula son inmensamente valiosas las oportunidades que se van abriendo a l@s niñ@s para ensayar el cuidado: con un rincón a ordenar y embellecer, una plantita o jardín a regar, una mascota a alimentar (propia o compartida con sus compañer@s de aula).
La ética del cuidado es por encima de todo una ética de responsabilidad, así es que toda oportunidad de prodigar cuidado –y conversar sobre éste- es de tremendo valor. Y para toda esfera: escolar, deportiva, en el hogar, con los amigos, con grupos y en trabajo de equipo, con la comunidad, etc.
Cualquiera sea el eje elegido, está abierta la posibilidad de preguntar, explicar, proponer ejemplos y conversar con los niños acerca de valores fundamentales del cuidado ético que pueden reconocer en las historias, entre otros: sensibilidad, empatía, solidaridad, apoyo, respeto, compasión, no-violencia, y también la capacidad de reconocer si algo es injusto o dañino (por ejemplo, el maltrato a los animales), y de hacer algo por cambiarlo.
II. Talentos, capacidades diferentes y educación inclusiva:
Tod@s los niños y niñas son únicos y diferentes al mismo tiempo. Y tod@s tienen un potencial, talentos, y son inteligentes (podemos o no utilizar este concepto en función de si los pequeños lo conocen o preguntan). Puede ser muy enriquecedor invitar a preguntas tales como ¿qué me gusta?, ¿qué me gustaría aprender, hacer?
El jardín infantil y la escuela son lugares donde tod@s l@s niñ@s deben ser bienvenid@s y apreciad@s. Ahí pueden ser curiosos, explorar, y aprender. Es importante vincular las historias donde la escuela fue un espacio favorable y enriquecedor para l@s protagonistas de la historia.
Existen muchas y distintas formas de aprender; cada niñ@ tiene una o más. Con los niños pequeños conceptos como “necesidades educativas especiales” pueden ser más complejos de asimilar. “Capacidades diferentes” y “formas distintas de aprender” pueden resultar términos más cercanos.
En cualquier grupo quizás han observado que hay niños y niñas que aprenden mejor o más contentos, cuando pueden dibujar, otros cuando pueden escuchar una historia, o va acompañada de una canción, o bien de una “animación” o una actuación. Hay niños que necesitan más silencio, otros más recreos, más quietud o más movimiento o simplemente estar al aire libre realizando la misma actividad que habrían realizado en el aula.
Podemos vincular las formas de aprender a los sentidos, y contarles a los más pequeños –si no han tenido ya la experiencia- que hay niñ@s que son muy agudos aprendiendo desde lo que oyen y tocan, cuando por ejemplo sus ojos no ven o ven con dificultad. Los sentidos se organizan de otra forma para poder de todos modos conocer el mundo y aprender.
Y si un niño o niña usa una silla de ruedas, o muletas, o una prótesis (que reemplaza un brazo o una pierna, o ambas), puede también jugar de distintas maneras y participar de deportes y otras actividades.
Si compartimos nuestras vidas con todas nuestras diferencias, todos nos vemos beneficiados y aprendemos distintas formas de aprender y jugar. De hecho, una forma preferida y genial de aprender de los niños y niñas es jugando!
Se puede jugar con otros y también por cuenta propia, y hasta en silencio, en la imaginación. En la niñez y en toda edad, el juego es una tremenda ayuda para el cerebro -así dicen los científicos que más saben- y también lo es poder “equivocarse” y practicar algo muchas veces (esto puede vincularse a desarrollo cerebral y de la red neuronal, de forma entretenida), seguir tratando.
De cada historia se puede destacar la constancia, el no desanimarse, la experimentación de soluciones, el esfuerzo alegre (no como imposición, tedio o martirio).
Podemos explorar y aprender en muchos lugares, en el hogar, en el jardín o la escuela, junto a nuestros maestros y compañer@s. Internet es un GRAN espacio también, y se puede aprender mucho (con la guía y compañía de adultos hasta que conozcamos bien cómo funciona).
Algo muy importante: niños y niñas también pueden aprender unos de otros, compartiendo juegos, historias, dibujos, canciones, colaborando, apoyándose, participando junt@s en distintas actividades. Integrando a tod@s.
Es una gran oportunidad, y un derecho también de los niños, poder cultivar la amistad, las relaciones alegres y respetuosas entre niñ@s, tener amigos y amigas, sin restricciones (por ejemplo, la salud, aunque esté frágil, no impide la amistad ni poder compartir de distintas maneras), sin prejuicio, y sin estereotipos (juguetes, colores, personajes, son para todxs! niños y niñas), y sin omitir ni dejar fuera a nadie.
nota: Modelo Talentos/Inteligencias Múltiples: Howard Gardner, neuropsicólogo, propone una mirada polifacética de la inteligencia y/o de los talentos, sumando 9 tipos. Éstos son: Talento-Inteligencia Musical; Espacial; Corporal-Cinestésica; Naturalista; Interpersonal; Lingüística; Lógico Matemática; Intrapersonal, y Espiritual.En Chile, este modelo ha sido difundido y explicado maravillosamente por la neuróloga Dra. Amanda Céspedes (Inteligencias Múltiples desde el modelo de las neurociencias aplicadas a la educación, Revista Calpe y Abyla).
III. Derechos, responsabilidad y ciudadanía:
Explicar los derechos como formas de cuidar las vidas de los seres humanos, especialmente de los más pequeños. Se puede utilizar cada historia para enseñar sobre derechos de niñ@s y adolescentes (apoyándose en el resumen disponible en el texto) y vincular también con derechos humanos universales.
En las páginas finales del libro se encuentran una breve historia de cómo nacieron “los derechos del niño”, y un resumen, en palabras muy sencillas, de algunos derechos para ser leídos y conversados con niños y niñas pequeñxs.
Es importante recalcar, cada vez que sea posible, que todas las personas son diferentes, y todas merecen igual respeto de sus derechos y de su persona: grandes y chicos, distintas familias, personas de distintos lugares, con distintas características, con ideas y opiniones diferentes, niños y niñas, hombres y mujeres.
Las historias pueden ser abordadas desde la igualdad y el respeto mutuo entre géneros: en la educación, la colaboración, los proyectos de vida y las oportunidades que deben disfrutar niñas y niños por igual, porque amb@s tienen talentos, capacidades que les pueden permitir crear y desenvolverse en distintas áreas, oficios, profesiones, emprendimientos.
El valor del respeto a toda diversidad también está presente –por ejemplo, la diveridad sexual, integrada en dos de las historias-, existen algunos estándares sencillos a considerar:
1) resaltar toda diversidad en la vida, y cada vez que podamos: en la naturaleza, floras, faunas, colores, tantas diferencias y están por doquier! 2) resaltar la diversidad también entre seres humanos que viven en distintos continentes, culturas, geografías etc. (sus atuendos, idiomas, rutinas diarias, alimentos, juguetes, etc. ¿Cómo se visten en Alaska, donde hace mucho frío, y cómo en el desierto, o en las islas del Caribe? Por ejemplo.) 3) todxs somos diversxs, también lo son nuestros talentos, formas de sentir, de relacionarnos, de amar, de ser familia. 4) existen familias diferentes también: las hay con mamá y papá, con dos mamás, con dos papás, o una mamá solamente, o bien un papá, y también con abuelos, o hermanos mayores, etc. Todas, sí, son iguales en su misión de cuidar a los más pequeños.
Somos tod@s habitantes de la Tierra, y “ciudadan@s del mundo” (responsabilidad individual y colectiva por nuestro planeta-hogar). Hoy más que nunca, estamos conectados (gracias a la tecnología e internet). Es fantástico poder conocer de otros niños, aprender de continentes y países, y de todas las personas que viven en ell@s.
Cada historia del libro puede detenerse en el país donde transcurre, y averiguar o compartir con los niños (ojalá con mapamundi en mano, o fotografías) datos sobre su geografía, tradiciones, flora y fauna, hechos históricos, artes, etc.
Y destacando también la gran oportunidad que se nos presenta en tiempos donde se da que muchas familias y niñ@s nacen en un lugar, y luego pueden viajar y vivir en otro: por ejemplo, en Chile, donde tenemos la posibilidad de ser amig@s, aprender unos de otros, y hacer muchas cosas. Tod@s junt@s.
Relato esencial: jóvenes skaters australianos viajan a Afganistán y se dan cuenta de que a niñ@s y adolescentes les llama mucho la atención la práctica del skateboarding. Entonces deciden fundar una escuela – Skateistan- donde además de pasarlo muy bien estudiando, niñas y niños pueden practicar continuamente con sus skates en ramplas fantásticas y modernas. En ese país, debido a tradiciones muy antiguas, las niñas en general no se educan y ni siquiera podían andar en bicicleta. Lo bueno es que esas tradiciones no alcanzaron a prohibir los skates (☺). Actualmente, las niñas son magníticas skaters y más del 40% de ellas, a nivel nacional, practica ese deporte.
Relato esencial: Un niño nuevo en la escuela, en su primer día de clases, usó una polera rosada. Fue víctima de bullying por otros compañeros. Dos estudiantes un poco mayores, decidieron defenderlo: compraron con sus mesadas muchas poleras rosa y las repartieron en la escuela. Pronto, otrxs estudiantes, profesores y adultos de toda la ciudad llevaban poleras rosadas como una forma de decir NO al bullying, y sí al respeto!
Relato esencial: En una escuela de un pueblo lejano, donde la vida era muy difícil, un profesor decidió dar a sus estudiantes la posibilidad de elegir “qué querían aprender”. No había muchos materiales, un sólo computador, pero cada día el profesor y sus estudiantes investigaban y aprendían algo nuevo. Paloma no sabía que ella era un genio de las matemáticas. Con su profesor y compañerxs, descubrió su tremendo potencial…
Podría continuar dando ejemplos (y esta guía está en desarrollo, así es que irán agregándose nuevos elementos), pero creo queda la idea esbozada. No hay una sola forma de contar una historia y dependerá de cada niñ@, sus edades, intereses, y formas preferidas de recibir lo que es contado.
“Tod@s Junt@s” espero sea un espacio para encontrarse, conversar, explorar y soñar niños y niñas, o niñ@s y grandes. Celebrar y agradecer la diversidad que somos, en la tierra, en cada comunidad, tan pequeña y llena de posibilidades como el aula, y nuestros hogares. Y estimular a todos los niños y niñas a descubrir todo lo que traen con ell@s, lo que pueden llegar a ser, gracias a su curiosidad, aprendizajes, ensayo de talentos y capacidades, durante todos los años de su niñez.
Que no quede potencial dejado a su suerte. Que no se dilapiden talentos. Los niños y niñas en el libro, no sabían de lo que eran capaces hasta que los alentaron a explorar, a ir más lejos, a descubrirse.
Ojalá, también, este libro sirva de excusa para traer la mirada hacia nuestros niños, sus historias. No me puedo imaginar la cantidad de historias que no llegamos a conocer de niños de nuestros barrios, ciudades, regiones y país. En cada aula, es transformadora la permanente pregunta sobre sueños, anhelos que van cambiando, o sobre historias de algo especial o maravilloso que quieran contar niños y niñas, de vuelta de cada fin de semana, vacaciones, o cualquier día.
Si nos animamos a soñar también, qué maravilloso sería ver crecer este libro como hemos conversado con profesores y profesoras chilenas: un Tod@sjunt@s con historias de un curso, o de un colegio, o un libro de historias de niños en la Araucanía, en el Norte, en las islas de Chile. Dejar volar esa intención, y que sea.
No me queda más que agradecer vuestra concurrencia en esta lectura, que es sobre todo un “encuentro” en torno a lo posible e infinito que se despliega en la niñez, y desde nuestros actos de cuidado, estímulo y empoderamiento de niños y niñas con quienes tenemos la fortuna y honor de cruzar camino.
VJ, 2015
Agosto 2015:
Con inmensa alegría, y justo en el Mes de la Infancia 2015, les invitamos a compartir las historias de Tod@s Junt@s (y otras que serán una sorpresa) en este sitio.
A partir de hoy y en meses venideros, iremos conociendo en detalle, una a una, cada historia junto a material complementario para la lectura. La idea es que, vía online, este texto pueda ser un recurso más para el aula, y ser compartido con niñas y niños, dondequiera que se encuentren.
El libro sólo es publicado en Chile, pero si surgen preguntas o la necesidad de intercambiar información adicional, por ejemplo, desde escuelas en otros países de Latinoamérica –que puedan hacer uso de este material online-, no duden en contactarnos vía correo electrónico: contacto@box5282.temp.domains
OMAYRA TORO Y NAOMI ESTAY
Dos niñas chilenas, alentadas por su profesora de biología, llevan a cabo un proyecto en la Antártica que más adelante será reconocido internacionalmente, por su enorme contribución a la conservación de los océanos del planeta.
Con motivo del Dia Internacional de la Niña, y recordando el premio Nobel de la Paz otorgado en 2014 -histórico, por recibirlo una niña-, compartimos la historia de Malala Yousafzai: estudiante, activista, líder de la paz y por el derecho a la educación para todas las niñas y niños del mundo.
Un niñito que tenía una sola pierna soñaba con correr. Gracias al apoyo de un joven deportista muy premiado, que tenía una pierna increíble (hecha de acero y madera especiales, ligeras como el viento), el pequeño Rio pudo cumplir su sueño.
Gracias al estímulo de su profesor y de un padre amoroso, una niña pudo descubrir sus talentos, sin haber imaginado que entre ellos se contarían las matemáticas y que luego se convertiría en la alumna más destacada de su país.
La vocación de Cris es ayudar a l@s niñ@s que viven en la calle; son 250 mil en Filipinas, su país, y se estima que en el undo pueden ser unos cien millones de pequeñ@s y adolescentes en esta situación.
Este comercial (de una suerte de Homecenter o Easy alemán) es una buena proposición para pensar acerca de la adolescencia y sus desafíos. Y los nuestros, como adultos y adultas que cuidan y acompañan a la nueva generación.
En esta etapa, la identidad es un tema mayor, y no bastando con ello, los descubrimientos, ensayos y/o elecciones que se van realizando en torno a su construcción -junto a la definición de sus éticas preferidas y el desarrollo del consentimiento- ocurren en medio de la enorme demanda biológica, psicológica y emocional que aún experimenta el cuerpo: un cuerpo que continúa en desarrollo -lo que ya es bastante- y que además está viviendo transiciones determinantes a la adultez.
Entre cambios hormonales y de la neuroquímica del cerebro, cómo no comprender -cómo no recordar- la trayectoria variable, anímica y energéticamente hablando, que observamos en los adolescentes; sus desvelos (el funcionamiento nocturno), tiempos distintos (dormir en las mañanas); sus adhesiones rotundas, y angustias también, en la relación consigo, sus pares, el mundo. Sólo por mencionar algunos ejemplos.
Los niños pequeños dependen completamente de sus cuidadores para su supervivencia, y cualquier señal de distancia, reproche, o violencia que reciban de personas significativas como papás, mamás, o educadores, el cerebro la recibe y el cuerpo la vive, como amenaza y peligro para la continuidad de su vida (con total independencia de su contenido o correlación con la realidad). Son “huellas” de miles y miles de años que, a pesar de los cambios radicales en formas de vivir de los humanos, continúan operando como si los cachorros corrieran el riesgo real de ser “dejados atrás” o abandonados en la intemperie, y a su suerte, por el resto de la manada.
Los adolescentes, a su vez, con mayores repertorios y habilidades para el autocuidado (sin depender completamente de los adultos para alimentarse, cobijarse, movilizarse, etc) permanecen en relaciones de interdependencia que tienen un valor evolutivo y de supervivencia, ahora con sus pares. Miles de años atrás, y con esperanzas de vida mucho menores, los adolescentes tenían la responsabilidad evolutiva de preservar la especie, y de llevarla a nuevos territorios y logros. Ser aislado, excluido o abandonado por su grupo de congéneres, era una amenaza a la supervivencia comparable a la que experimentan los cachorros en relación a los adultos. Así de intensa.
No es trivial para un adolescente ser sojuzgado o excluido por su grupo de pares. No pensemos en situaciones extremas como el bullying, sino en situaciones mucho más cotidianas que para los adultos podrían parecer hasta nimias, como no ser invitados a participar de una salida al cine o el quedar fuera de un grupo deportivo, o un grupo de amigas. Para el cerebro adolescente esto se procesa como un “peligro” evolutivo; un abandono que podría amenazar la continuidad de sus vidas (aunque ya no vivan en el siglo uno de la humanidad) y de progresos imprescindibles para la especie.
Por su forma de funcionamiento cerebral, durante un período (el de la pubertad y adolescencia), la generación más joven no dejará de percibir y reconocer peligros, pero se inclinará hacia la exploración, por la recompensa potencial que conlleva, incluso a costa de exponerse a algún riesgo. ¿Por que?Porque desde tiempos inmemoriales son ellos quienes, evolutivamente, empujan a la especie completa en dirección de nuevas fronteras.
Cuánto hay que agradecer a la creatividad, originalidad, o la solidaridad e imaginación de convivencias distintas que nos han contagiado los adolescentes. Cuánto hemos aprendido de su agudeza y humor, y hemos debido comprender de sus desolaciones y duelos, también. Cómo nos han conminado a ser más activos en transformaciones de aquello que nos daña, nos separa, limita nuestras vidas (la discriminación de género, los acosos y violencias sexuales, las agresiones a la naturaleza). Responder desde la ética del cuidado, la ternura, del perdón, de la esperanza, es algo que podemos hacer mientras transitan este tiempo.
María Montessori dijo que todo el desarrollo era una sucesión de renacimientos. La adolescencia es un período de despedidas de la infancia (se vive ese duelo, sabiéndolo o no), de expectación y asombros ante lo que viene, de temor y fragilidades también. Entre tanto paisaje y galaxia revuelta, en un cuerpo que despierta cada día a los vaivenes de su neuroquímica de oruga y preparativo de alas, hay un cerebro maravilloso buscando su camino y también, señalando el de todos. Aunque algunos seres humanos conservan esa energía juvenil a lo largo de los años, una gran mayoría de los adultos -con un cerebro que ha completado su desarrollo, y alcanzado madurez LUEGO DE 25 AÑOS- tenderá a priorizar la autopreservación y la evitación de riesgos, por sobre las recompensas de aventurarse en descubrimientos e imaginaciones individuales y colectivas.
Un marco explicativo fascinante y muy actualizado lo ofrecen los estudios del cerebro adolescente de la norteamericana Beatriz Luna (leer “Teenage Brains“, artículo de National Geographic del 2011, y este reciente artículo del 2015, ambos en inglés). Luego de leerla, en verdad se amplifica la empatía y sensibilidad, y también el aprecio y gratitud, por cada nueva generación en su adolescencia. Y podemos, asimismo, examinar nuestro rol adulto en el cuidado y la guía que todavía estamos prodigando durante esta etapa final de la infancia, compleja y fascinante a la vez.
Desde la ética del cuidado, algunas proposiciones fundamentales -además de la incondicionalidad del acompañamiento y protección de los adolescentes- dicen relación con que seamos adultos accesibles, presentes, dispuestos a concurrir en amor, en ayuda, y en auxilio también. Ser capaces de compartir experiencias con los más jóvenes cuando ellos manifiestan interés por escuchar (y lo hacen, tanto es así, que los padres y madres, y luego los docentes, continúan apareciendo como fuentes preferidas de información y consejo para los niños y adolescentes, más que los pares o internet), y sobre todo, disponernos a escucharlos y habilitar sus voces, sin sojuzgar ni forzar -directa o indirectamente- a disociaciones entre lo que en realidad piensan y sienten, versus lo que ellos creen que “deberían” decir que piensan y sienten, protegiéndose de cuestionamientos nuestros o de la sociedad que muchas veces los hostiliza, y estigmatiza (y hasta criminaliza), los deja más solos.
(Confieso que he dejado de leer a un reputado columnista, rector de universidad y supuestamente educador, luego de sus reiteradas descalificaciones a las nuevas generaciones, sin contemplar cuántas de sus afirmaciones -siendo una figura intelectual admirada por muchos- afectaban actitudes y respuestas sociales de cuidado y aliento a las y los jóvenes, inclinándolas hacia el desdén y el abandono. Si de una autoridad académica, de un educador, o de todos los docentes, no es posible esperar pasión por la educación, y por las y los humanos aprendices, ¿de quién entonces?)
Este video apela y representa de muy buena forma, algunos de los desafíos que entraña el ser adolescente y el ser, además, diferente. Recordándonos, hermosa y categóricamente, el valor de la presencia incondicional del mundo adulto en una etapa de vindicaciones intensas, de autoconocimiento, de revelaciones del propio cuerpo acercándose a la vivencia de la sexualidad y del amor, de esfuerzos por ir ganando autonomía (con rebeliones, rupturas, mudas de piel), equilibrandos responsabilidades y autocuidados, vulnerabilidades y maravillas, todo lo que es parte de esta etapa y necesita, como siempre, acaso más todavía, de contenciones, vínculos, pilares de resiliencia, y mucho amor para allanar caminos que recorrer, no por encima ni en contra de ellos, sino junto a.
(Advertencia preventiva para sobrevivientes de abuso sexual infantil, familias, y personas sensibles).
Cortometraje de los realizadores españoles Alberto Peña-Marín y Marta Onzaín (2011) que aborda la temática del abuso sexual infantil -específicamente en el incesto padre e hija- y el proceso de develación que, en niñas y niños pequeños, ocurre casi de forma accidental en una mayoría de casos.(precaución: riesgo de triggering para sobrevivientes ASI)
Durante la primera gran etapa de la niñez, hasta los siete años, las niñas y niños que develan incesto y ASI, lo hacen generalmente sin intencionalidad de compartir el relato. Much@s pequeñ@s no reconocen que existe “algo” que debe ser contado, y menos si involucra a sus padres/madres (de ahí la insistencia en todas nuestras acciones de cuidado, prevención y detección temprana de abuso sexual).
Algunos comentarán algo al pasar(es lo más frecuente), dirán algo dormidos mientras tienen una pesadilla, o realizarán una asociación casual, como la que realiza la niñita protagonista del film.
Otros pequeñxs dibujarán algo que llama nuestra atención, o replicarán interacciones sexualizadas y de tono claramente adulto en sus juegos (con muñequitos, autitos, etc.). Y “hablarán” también otros síntomas; el cuerpo que, en medio del mayor silencio, siempre conservará alguna “voz”.
Nuestra escucha, desde el cuidado, debe abarcar entonces (y no es fácil) sonidos, gestos, palabras, silencios. Todo puede “hablar”. No asumamos que siempre existe un silencio obligado, la amenaza e intimidación, la imposición de un “secreto” del abusador/a.
Los niños pequeños más veces no hablarán porque son sólo niños, no comprenden, o bien porque sienten cariño y lealtad (por quien abusa), o temor, culpa, entre otras razones. Aun siendo adult@s, pensemos en lo mucho que nos costaría verbalizar una experiencia de violencia sexual, pasada o presente, que sí podemos reconocer como trasgresora. No así los niños.
“El papá me da besitos ahí los días que le toca hacerme dormir (niña de 6 años, señala su vagina) y no sé si me gusta pero no digo nada”, “la mamá ya no me da leche porque no soy guagua (niño de 5 años), pero me pide que haga como que sí, y juegue al gatito y le dé mordiscos en las pechugas cuando nos bañamos juntos (senos)”, “el tío se pone manjar ahí (genitales, pene) y jugamos a que yo se lo saco con la lengua” (niña, 4 años).
Las anteriores son ejemplos de declaraciones que se “deslizaron” en conversaciones cotidianas, y constituían testimonios de incesto y abuso en niñas y niños pequeños. Nadie hizo preguntas, nadie “indujo” ni “implantó” nada (y basta ya de someter a los niños a decenas de interrogatorios para probar si dicen la verdad o inventan, como si hubiese habido alguna elección en lo que vivieron). Nadie, por encima de todo, esperaba descubrir verdades que l@s pequeñ@s compartieron como si hablaran de jugar con una pelota, mientras quienes escuchábamos sentimos el mundo congelarse.
Los niños y niñas pequeñ@s, si hablan, lo hacen con su voz y sus vocabularios, con nombres y verbos cotidianos, los que conocen y usan más seguido. Están aprendiendo, el sentido de orden temporal apenas se está formando, la fantasía convive con la realidad. “Sexo” o “abuso” son términos que aprendemos de grandes; no están al alcance del “idioma” de los niños.
Si no es explícitamente violento e intimidante, el incesto se desplegará en formas “amorosas” de acercamiento, de “acariciar” o “expresar afecto” (y aunque no se trate de amor ni afecto, el niño o niña lo recibe de esa manera), de “seducir” (y es horrífico usar este verbo en relación a la infancia, pero es la realidad que enfrentamos en los abusos sexuales). Emboscada. Formas confusas y vulneradoras de relación. No hay Edipo que sirva como excusa, ni historias de tribus remotas y practicantes del incesto, como justificación (y son argumentos que, desafortunadamente, hemos oído más de una vez). ¿Viven en esas tribus nuestr@s niñ@s o nosotros, sus padres y madres, abuel@s, ti@s? NO.
Más allá de nuestras posiciones en relación a la cultura occidental y sus éticas dominantes, el hecho es que aquí, donde vivimos, el incesto –la relación sexual, o sexualizada, entre padres, madres e hijxs, o entre familiares adultos y niños- es una forma de abuso y un delito castigado por nuestras leyes.
Se critica la “exageración” de profesionales de la salud, la “represión” (sexual) de mentes “conservadoras” y “malpensadas”, los fenómenos de “histeria” o paranoia colectivas, pero hablar de incesto y de abuso sexual es una responsabilidad en la prevención y respuesta a sufrimientos infantiles que dejan graves secuelas. Y es también una forma de abrirnos, responsablemente, a examinar la convivencia adultos-niños, y a establecer límites adecuados e indispensables de cuidar en cualquier relación. Partiendo por nosotros padres y madres.
En nuestras familias, ¿existe un límite bien delimitado entre mundo adulto e infantil, en lo que se refiere a formas de acariciar, tocar, besar, hablar, relacionarse, compartir espacios del hogar?
Una crianza respetuosa de la persona del niñx, su edad y sus ritmos de crecimiento y maduración, requiere de una diferenciación no prescindible entre expresiones de afecto físico y emocional que son estrictamente adultas y del ámbito de la pareja, y aquellas que son propias de la niñez, coherentes con su protección y la ternura –no el erotismo- entre madres/padres y sus hijxs.
Besos, abrazos, caricias, y “cosquillitas”; maneras de hablar, tocar y hasta de mirar que son erotizadas, sexualizadas: incesto. Por algo existen protocolos de prevención y detección de ASI donde se señala como abuso sexual -así sea el único indicador- inclusive la lascivia del adulto/a que mira a un niño o niña pequeña que toma un baño de tina, de mar, o se viste/desviste. ¿Cómo podrían l@s niñ@s pequeñ@s descifrar esas miradas? No pueden.
Si un adulto querido dice en broma ¡Ah, no: me muero!, al recibir una noticia (puede ser buena o mala), muchos niños se ponen a llorar porque escuchan sólo en frecuencia literal. Del mismo modo procesan el vínculo con sus papás y mamás y, aun cuando algo se sintiera incómodo, ingrato, o extraño, los niñxs lo entenderán como “cariño”. Algo “bueno” (debería ser). Aunque no lo fuera.
L@s niñ@s, como cualquier cachorro mamífero, reconocen cuidadores y no ven peligro en mamás, papás y adultos cercanos (a no ser que existan dinámicas de maltrato y violencia física, gritos, insultos) de quienes reciben contacto físico y afectuoso: un contacto necesario, que cobija, nutre y es determinante, además, para ampliar repertorios vitales (emocionales, sociales, cognitivos, etc).
El padre o madre incestuos@, por su lado, se mueve desde un impulso orientado a la propia gratificación (sexual y/o psicológica). Aun sabiendo que su conducta es reprochable y dañina, no se abstiene ni detiene. El niño/a desde la ternura, el adulto/a desde el sexo y la asimetría del poder: necesidades e “idiomas” en conflicto. Para una niñita como la del film, y para cualquier niñ@: Babel.
¿Cómo podría una niña imaginar o comprender que las “cosquillitas” y acercamientos sexuales del papá en realidad son una forma de daño, infligido a consciencia?
El desarrollo evolutivo tiene sus ritmos, etapas; también la sexualidad. Ésta, como la entendemos, expresamos y/o sentimos los adultos, no tiene nada que hacer en la trayectoria de la infancia, en sus espacios, sus cuerpos. Pero aunque la sexualidad adulta no pueda ser reconocida por el niño/a, su organismo sí resuena con la disonancia, y resiste. Del mismo modo en que resistiría el intento de alimentar a un recién nacido con huevos fritos, o hervidos: su estómago –inmaduro pero sabio- no podría digerirlos, no está preparado, no le corresponde ese esfuerzo a esa edad. Ningún adulto en su sano juicio lo intentaría y si así fuera, otros lo impedirían. Tal como debe impedirse el ASI.
Hoy en día, los abandonos no terminan para las víctimas. Desde la sociedad y sus sistemas de justicia revictimizadores, donde niños y niñas deben repetir una y otra vez sus testimonios a fin de establecer el valor irrefutable de esa “prueba”. También desde las familias, donde las develaciones de incesto aún son impugnadas, y donde no es imposible que el abusador permanezca cerca de su víctima, o que luego de un período de alejamiento (en la cárcel u otro destino), sea readmitido en el grupo familiar sin condiciones ni restricciones, arriesgando ahondar los daños.
Sabemos que la mayor cantidad de abusos sexuales infantiles ocurren en el entorno familiar y más cercano. En Chile, además, una mayoría de embarazos infantiles –niñas y adolescentes, más de 800 cada año- son resultado de violaciones e incesto no denunciado (inf. del Colegio de Matronas). Es lo que sabemos. Y muchas historias se pierden en el silencio y el olvido.
Los hogares son un universo privado. En jardines infantiles y escuelas es distinto: existen protocolos de detección/prevención ASI obligados por ley, y términos de convivencia y relación especificados para adultos que se vinculan con niños. No podemos detener toda situación de vulneración, pero en comunidad, sí podemos participar todxs del cuidado y de la promoción de buenos tratos que incluyen, asimismo, formas protectoras y respetuosas de relación corporal y emocional con niñas, niños y adolescentes. Formas no-sexuales, no-vulneradoras, no-confusas. Exactas en su calidez y su ternura.
ADVERTENCIA: POSIBLE TRIGGERING PARA SOBREVIVIENTES DE INCESTO Y ABUSO SEXUAL INFANTIL.
No es infrecuente -por el contrario, ha sido por demasiado tiempo lo más común- que las experiencias de incesto y abuso sexual infantil que niños y niñas viven dentro los confines del propio hogar, en el círculo de una familia y su red más cercana, no sólo sean invisibles, sino muchas veces negadas, pasiva o activamente, incluso años después de ocurridas.
Hemos oído hasta el cansancio, cuestionamientos a los testimonios de niños y niñas víctimas, y a la memoria de mujeres y adultos que develan muchos años o décadas después de lo vivido, sus experiencias de vulneración a manos de seres queridos.
Al dolor original, demasiadas veces se suma el peso de la negación de lo vivido no sólo por personas cercanas y la propia familia de las víctimas de incesto, sino también por sus comunidades, los medios, y hasta expertos o personas con tribuna pública que invalidan o juzgan la memoria y hasta la cordura de los y las sobrevivientes de incesto y ASI (de cualquier edad) infligiendo nuevos sufrimientos, y apelando -tácita o explícitamente- a nuevos silencios, en desmedro de todo el colectivo. Si nos negamos a ver, a escuchar, son las nuevas generaciones a quienes más arriesgamos.
Realizar campañas de sensibilización y educación pública en torno al abuso sexual infantil, no es fácil. Tocar el tema con precisión, responsabilidad e impacto es un enorme desafío. Queremos compartir la iniciativa de la organización no gubernamental DIF Zapopan, en México.
Esta campaña logra poner en evidencia, con enorme acierto, que estas terribles situaciones pueden sucederse demasiado cerca, sin que por ello los demás se den cuenta. Sus poderosos anuncios, ideados por Publicis México, muestran con (literal) transparencia, la realidad que pueden vivir muchos niños en las los lugares más comunes de una casa, a manos de personas cercanas.