Vinka Jackson: “No hay misión más noble y revolucionaria que trabajar en educación”
La escritora de la Guía para el cuidado infantil “Mi cuerpo es un regalo” y “Agua fresca en los espejos”, Vinka Jackson visitó la Universidad de Playa Ancha para dictar una clase a los estudiantes de Educación Parvularia.
Invitada por la coordinadora docente de Educación Parvularia, María Inés Fuentes Bardelli, la especialista compartió sus saberes con futuros formadores con la finalidad de elevar los estándares de atención a los niños en los establecimientos educacionales y en el diario vivir.
“No partamos de menos a más. Se deben establecer vínculos claros y seguros con los pequeños, donde haya estándares claros de cuidado y normas de convivencia definidos en cada establecimiento. Para ello es muy importante que los niños sean validados, que los adultos referentes aprendan a escuchar y creer en los niños”, aseveró la psicóloga.
-¿Qué relevancia tienen estas acciones en el desarrollo del niño o la niña?
“Sin ánimo soberbio creo que aquí estamos, en cada una de estas instancias cambiando el mundo, si no al menos cambiando el país, la educación o por lo menos cambiando la relación con los niños. Es fundamental entender que lo que hacemos ahora incide en el niño y en la mujer o el hombre que van a llegar a ser algún día. La charla de hoy es un granito de arena respecto a la relación que podrán establecer no solo con sus futuros estudiantes sino con sus propios hijos”.
-En ese sentido, esta responsabilidad nos alcanza a todos.
“No somos solo responsables de nuestros niños, compartimos una responsabilidad entre todos, es una tarea mancomunada y también cómo afrontamos colectivamente cuando no logramos evitar el sufrimiento de un niño. Lo que podemos hacer de la educación, de Chile, también nos compete a todos.
Tenemos una responsabilidad cívica y activista potente e indeclinable, todos quienes trabajamos en ámbitos vinculados con la niñez y también con los adultos mayores, pero especialmente con la niñez.
-¿Por qué especialmente con la niñez?
“Entre los 0 y los tres años se desarrolla el cerebro a un 80 por ciento y el resto alcanza su plenitud hasta los 25 años, imagínate la importancia de esos tres años. Todos los que están acá son docentes de párvulos, mujeres y hombres que van a tener un tremendo impacto en la vida de un montón de niños entre los 0 y 3 años, si bien no vas a lograr incidir en la vida de todos por igual, pero si incides en uno o en cinco es muy significativo”.
-¿Qué rol cumple entonces la educación en este trabajo de formación desde la niñez?
“Creo que no hay misión más noble y revolucionaria en estos momentos que trabajar en educación y especialmente en educación de primera infancia. Si hay una posibilidad para que este país cambie tiene que ser desde aquí.
Desde la educación parvularia se están haciendo muchas cosas, veo un interés de los docentes por replantearse la relación adulto – niño, el cómo la sociedad los concibe como ciudadanos como personas sujetos de derechos, etc.
Lo que puedes ver de aquí a 20 años podría ser increíble, realmente, creo que hay otros cambios que no se van a dar de otra manera. Creo que es un trabajo de hormiga y parte en la sala, con cada niño, con cada familia. En la actualidad ser niño ya no es fácil, y es cosa de ponerse de rodillas para ver el mundo desde esa perspectiva. Más difícil es cuando en tu país no está la disposición de acoger a todos los niños o que dé oportunidades a todos los niños por igual”.
-Es bastante crítica su postura.
“Lo digo porque la cantidad de talentos que estamos dilapidando es tremenda, el piso que da una Ley de Protección Integral de Derechos de la Niñez es lo mínimo, nosotros aquí podemos ir mucho más allá y hay una serie de niños que por las condiciones por las que viven, por el mayor o menor grado de expansión que tiene la educación hoy en día no están descubriendo todos los talentos con que vienen.
Existen doce tipos de inteligencia, todos tenemos talentos pero dependemos de que alguien nos haya ayudado a explorarlo y descubrirlo.
Los niños, y aquí sí que somos claves, y un solo adulto tanto en abuso sexual infantil como en la vida en general de cualquier niño, hace la diferencia.
El libro que lanzaré prontamente que se llama “Todos juntos”, trata un poco de eso. Hay historias increíbles de niños en el mundo que están haciendo cosas fascinantes, nobles, solidarias, y no es porque sean solamente tan únicos, que lo son y cada niño lo es, es porque tuvieron cada uno de ellos un adulto que se la jugó por potenciar sus talentos y habilidades.
Actualmente, los niños muchas veces sienten un cambio muy drástico en la enseñanza básica, el tono no debería cambiar. El cuidado es indivisible de toda la educación de 0 a 18 años y más, lo mismo la fascinación por el conocimiento. Nunca un niño está más abierto a la maravilla que durante la primera etapa, porque todo es nuevo para ellos, pero esa actitud fascinada podría durar toda la educación si quisiéramos”.
-Usted ha sido la principal promotora de la Ética del Cuidado, ¿cómo se vincula con este proceso formativo?
“La ética del cuidado pone en el centro algo que está en nosotros, que traemos y hay que vivirlo. La ética del cuidado no es que se aplique mientras sean chiquitos, es para toda la vida y además fortalecemos el cuidado de los unos con los otros.
Los niños deben comenzar a crecer en una comunidad preocupada por el otro, donde deben primar los buenos tratos, y donde los adultos referentes deben observar el mundo desde sus coordenadas.
En ese sentido, hay temas que se deben abordar abiertamente como el desarrollo de la afectividad y la sexualidad en los niños; la utilización de un lenguaje propio para la edad. Otro factor determinante es la posibilidad que le damos a los niños y niñas a decir que no en los primeros años, y respetar esa decisión. Con ello no estamos trabajando para los 3 o 4 años sino para los 14, 15 años, donde un 80 por ciento podrá decir que no a situaciones de riesgo”.